jueves, 29 de julio de 2010

Obra inacabada y fracasada

Odio muchas cosas…

Odio estar tumbada en la cama y destaparme, odio caminar descalza y tropezarme con alguna cosa; lo odio. Odio saber que alguien me miente. Odio a la gente hipócrita, puritana, excesiva, con ganas de llamar la atención cueste lo que cueste, gente que se cree que lo sabe todo, gente que dice no saber nada pero en realidad lo sabe todo. Odio a la típica compañero/a de clase que te dice <> y luego sacan un 8 o un 9.

Odio a la gente que tiene la voz aguda como si de un silbato se tratara, odio a la gente que tiene: las orejas pequeñas, los hombros caídos, el tipo tordo, los ojos saltones, con las piernas juntas, el pecho de palomo, la cinturilla de avispa… Odio a la gente egocéntrica. Odio a los que intentan ir modernos y en realidad son unos horteras, odio a la gente con el pelo churretoso, cartoniano, encrespado… Odio a la gente que se queda calva e intenta disimularlo a toda costa con técnicas totalmente ridículas: dejarse el pelo lardo por donde todavía crece y se lo hecha para a delante tapándose así la calva o el código de barras entre otras muchas técnicas que se inventa el hombre al llegar a su madurez.

Y por lo tanto, también odio a las señoras que no logran entender que el paso del tiempo es algo que no podemos detener y es algo que existe. Y odio lo que estas señoras hacen: ponerse cremas anti-edad, cremas para las patas de gallo, y miles de operaciones (bottox, silicona…). Odio que además se vistan como si tuviesen 15 años y no saben apreciar lo bonito de hacerse mayor.

Odio hacer el amor y que mi pareja mire mi cara de placer como si de un trofeo de caza se tratase. Odio quedarme traspuesta. Odio tener pesadillas. Odio el olor a naftalina, vinagre, humedad, comida frita, cebolla, lápiz, amoniaco, coliflor… Pero sobretodo odio el olor a verdura hervida. Odio el sabor a tierra que tienen los rábanos.

Odio hablar y que nadie me haga caso. Odio que cuando hablo con mi madre: discutamos, tenga que darle la razón aún sabiendo que ella no la tiene, que me mienta, que me encargue hacer cosas que no quiero…

Odio que alguien me diga <> y que luego no se acuerde de que era esa cosa tan importante. Odio que me digan lo que tengo que hacer en todo momento. Odio a la gente que cuando me equivoco me lo recriminan con un << ¡Te lo dije!>>. Odio a los que aprovechan la mínima ocasión para soltarte alguna alegando que te lo dicen en broma, pero lo dicen muy enserio. Odio a la gente que me ofrece un cigarro y contestarles que no fumo acompañado de un gracias me dicen: << ¿No fumas? Bien que haces, es lo peor que hay>>. Odio ir de vacaciones al pueblo y que nada más llegar me pregunten << ¿Cuándo te vas?>>.

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