domingo, 29 de diciembre de 2013

Brasas

Un día estuve a punto de conseguir que fuese mío, pero al final, el uno por el otro la casa quedo sin barrer. Sus motivos todavía los desconozco pero no por eso deje de pensar en el en ningún momento,  y si algún día me olvidaba alguien tenía el bien de recordármelo.

Un día intente sonsacarle información siguiendo consejos de otra persona, pero quise ir demasiado deprisa. Pensé que después de aquello jamás volvería a saber nada de él. Y sorpresas que te da la vida,  hace un par de meses empezó a hablarme con una excusa un poco tonta, pero para mi más que suficiente.  Las primeras semanas tardaba horas en pensarme que contestarle, que decirle y como hacerlo, por no volver a fastidiarla otra vez. Poco a poco, fui cogiendo más confianza, hasta el punto de hacer bromas, y finalmente hasta esta semana, decidir quedar con él persona.  Son cosas muy ínfimas, pero no por eso menos importantes.


Llevamos tiempo tonteando y pensaba que en verme,  por fin querría besarme, pero cuando nos vimos la sensación que tuve fue totalmente distinta. Me pase todo el paseo esperando que en algún momento me diese un beso, o simplemente me cogiese la mano, pero no paso.  Ni siquiera cuando lo deje en la puerta de su casa, me sentí decepcionada, aún así, me decidí a preguntarle si aun seguía en pie quedar al día siguiente.
Y la respuesta, por suerte, fue afirmativa,  me fui de allí mientras cantaba a viva voz, hacía tiempo que unas simples palabras no me hacían tan feliz. 

Al día siguiente fuimos al bar de un amigo y estuvimos allí hablando fueron pasando las horas, y fuimos  haciendo  bromas sobre el tema, incluso mandándonos mensajes por el móvil diciendo lo que en persona y delante de los demás no nos atrevíamos.  Finalmente, se lanzo, y a mi no se me ocurrió otra cosa, que echarme a reír,  4 años esperando ese momento, y tarde menos de una milésima de segundo en fastidiarlo. Pasadas unas horas, en subirnos al coche, decidí que si no me lanzaba yo en ese momento,  acabaríamos igual que siempre, y me acerque a él y le bese.

Y entonces fue cuando entendí que donde hubo fuego, siempre quedan brasas y  que a veces, queman más que el propio infierno. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario